martes, 10 de agosto de 2010


Me digo a mi mismo:

Me interesa mostrar gestos.

Como único indicio (nunca prueba) del estado interno de una persona, tomo al gesto como secuela que refleja un estado de ánimo, un sentimiento, un mood.

Integré a la construcción de mi oficio de pintor (que incluye la observación detenida de las particularidades de lo aparente), la especulación sobre los gestos que esbozan los rostros de quiénes me rodean, para luego llevarlos a la pintura, mi banco de pruebas. Creo que un simple rictus puede resumir el sentido de una escena o bien otorgarle sentido. Creo también que en toda búsqueda de sentido se esconde la necesidad de seguir viviendo. Este es el simple nexo entre mi producción pictórica y mi vida.

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