Resumen caótico del Seminario “Fisionómica del a Isla”:
-todo se mueve, todo cambia: las hojas, las ramas, el césped, las nubes, el agua, la luz.
-miramos un tronco, nos concentramos en él. Cuando nos hundimos en el detalle nos percatamos que allí había muchas mas ramas de las que en un principio creíamos.
-cada forma revela un carácter. La naturaleza presenta morfologías alegres, severas, sufrientes, vivaces, enamoradas, jóvenes, moribundas, sublimes… Cada carácter se despierta en cada uno de nosotros al observar.
-al principio todo es verde, monocorde, de una textura constante e indescifrable. Pronto (con la observación detenida) cada hoja, e incluso cada brote manifiesta su carácter personal.
-al principio, cuando llegamos a la isla, empezamos a mirar, analizar, tomar apuntes, abocetar. En ese momento aún somos lo que éramos: imponemos nuestro ritmo, nuestros vicios, nuestras deformidades, nuestros trucos, y todo eso se ve reflejado en los dibujos.
-mas tarde nos abandonamos. Pasamos a formar parte de ese entorno. Respiramos al ritmo que el oleaje marca contra la costa. Nuestro dibujo ya no es nuestro, ya no usamos los mismos criterios que inicialmente arrastrábamos: la isla sugiere de modo envolvente el modo en que debe ser entendida y representada. Ya no somos nosotros, es la isla.
-el ojo cambia de forma, y se convierte en una llave que abre y cierra cada forma.
-comenzamos a entender tiempos y comportamientos de una naturaleza sobre la que construimos otra medición temporal y disciplina.
-contra mas observamos sobre el mismo lugar, mas vemos. Formas dentro de las formas se van revelando de singular manera (casi como pequeñas apariciones fantasmales que nuestra visión va revelando a medida que se amolda a los patrones que observa.
-es imposible no concentrarse.
-es imposible no relajarse.
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