Hacer de mi un pintor

Fotografía de la obra "Autorretrato con caniche" en mi estudio.

Un día asumí súbitamente la tarea de hacer de mi un pintor. Así fue como de modo mas o menos conciente seguí un programa de acciones tendientes a ir construyendo esta realidad. Hoy puedo enunciar con cierta precisión parte de estas premisas internas.

Hacer de mi un pintor:

-Mirando pinturas compulsivamente.

-Eligiendo a mis referentes, copiándolos, versionándolos, interpretándolos, haciéndolos interlocutores de mi producción.

-Llevando mi realidad a la clave pictórica y entendiendo a lo pictórico como una posible realidad paralela. Obteniendo de esta mutua interacción una mutación constante de ambas realidades.

-Sintiéndome observado por el ojo de Velásquez, Ingres, Rembrandt, Rubens, Goya, Caravaggio (entre otros) al momento de estar trabajando.

-Llevando conmigo a todos lados la tarea de resolver escenas, espacios, texturas, colores, figuras, gestos.

-Encontrando imágenes para hacerlas mas duraderas. Siendo conciente que esta perdurabilidad se da en tiempos humanos (no perpetuos).

-Observando a la gente, su contextura, movimientos y gestos, dejándome atrapar por cada detalle.

-Observando las luces y las sombras, interpretándolas.

-Observando la manera en que ven los ojos.

-Entendiendo y utilizando a las materias pictóricas como materiales con múltiples cualidades y características. Ej.: el óleo rojo no es el color rojo, es la suma de pigmento + aceite + cera + trementina + resina, etc., cuya combinación da como resultado un material de color rojo, de característica untosa y con capacidad secante.

-Asumiendo mi animalidad, y asumiendo al rol del pintor como uno de los roles propios del animal humano.

-Asumiendo que las razones últimas de mis elecciones están ocultas tras la complejidad de nuestra existencia.

-Reconociendo lo provisorio y transitorio de estas premisas de trabajo (que son útiles mientras resultan funcionales). Abandonando certerzas.